martes, 4 de enero de 2011

Desorden

Los principios, en el estante de arriba, al lado de los finales y los medios. Las ideas, todas mezcladas en el viejo baúl de cobre; las buenas, las malas y las pasajeras todas ahí revueltas. Los cuentos y relatos, todos deshilachados con las palabras colgando e incluso alguna letra perdida. La ilusión, coja de una pata, era demasiado inestable para apoyarse en ella y la memoria, perdida y olvidada bajo un enorme montón de nada, hacía milenios que no se utilizaba. Las fotografías de la pared, las de los paisajes, las sonrisas y los besos habían perdido el color original y eran apenas un esbozo de lo que fueron. La maleta de los viajes había perdido un ala y estaba llena de polvo y telarañas. Las lágrimas y las carcajadas acompañaban el chirrido de la astillada puerta, tan mezcladas que era imposible distinguir un sonido de otro…


Todo era un desastre hasta que llegó ella. Rompió los postigos de la ventana para que volviera a entrar la luz, sacó una escoba y la obligó a dejarlo todo limpio y ordenado. Todo como en sus mejores años. Llegó a tiempo; justo antes de que ella misma se perdiera entre tanta duda.

Canon 1000D

3 comentarios:

  1. Lastima que no siempre se llegue a tiempo.

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  2. El orden, mi amado orden. Tengo una amiga que me odia por eso, pero a mi me gusta tenerlo todo en su sitio, sabiendo dónde puedo encontrar cada cosa. Sólo que luego, en mi cabeza, no está todo tan ordenado.

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  3. No me gusta nada el orden! El orden es de cobardes!! ;D

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Es mejor arrepentirse por lo que has dicho que por lo que no... :)