sábado, 26 de febrero de 2011

Me pones.

Lo que más me gustaba de ella era cuando se le incendiaban los ojos. Solía ser una chica segura, independiente, risueña, inteligente... era perfecta. Pero lo que más me atraía de ella era precisamente su capacidad para deshacerse de esa máscara de perfección. Se rompía y se incendiaba bajo el tacto de mis manos.

Sus ojos, más rasgados de lo normal, y su boca entreabierta conseguían hechizarme. Lo mejor de todo era que sólo yo sabía prender su mecha y rasgar la máscara...

O al menos eso pensaba.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Las cuerdas de la guitarra

Cuando sus dedos se pasean delicados por las cuerdas de la guitarra mis sentimientos bailan descontrolados. A modo de marioneta él es capaz de accionar el mecanismo de mi sonrisa con sus notas. Su voz, su letra, su expresión concentrada, su mirada profunda... no puedo dejar de verlo en mi cabeza. Lo imagino hablándome sin parar en esa lengua que no acierto a comprender del todo pero que de su boca suena suave y melodiosa. Tengo ganas de cantar con él, de conocerlo, de darle un  beso...

lunes, 14 de febrero de 2011

- Imagínatelo


- Sería genial

- Tú…

- …contigo

- En una habitación enorme.

- Blanca.

- Eso es. Paredes blancas y diáfanas

- Y las sabanas también blancas.

- Y nada más

- Tú…

- Y tú.

- Los dos desnudos todo el día

- Sí…

- Escribiría poemas en tu espalda…

- Con aquella pluma que compramos en Londres

- Por todo el cuerpo… te llenaría de palabras, de ideas y de sueños de amor.

- Yo dibujaría tus curvas con la lengua y te borraría las dudas y los miedos.

- ¿Todos?

- Todos

- Recorreríamos juntos los pliegues de las sabanas y cantaríamos de felicidad.

- Me encantaría llorar contigo y mezclar mis lágrimas enamoradas con tu sudor.

- Tu aliento con sabor a ron con miel sería suave como las rosas

- ¡Eso es! Rosas, tendríamos todo lleno de rosas…

- Pétalos rojos, suaves y sin espinas.

- Sería genial

- Lo sería

- Te quiero

- Yo también te quiero

- Voy a echarte de menos

- Sería bonito un amor así

- Sería un sueño

- Me voy a trabajar

- Compra tinta para la pluma de camino.



sábado, 12 de febrero de 2011

SECRETO

- ¿Te ha visto alguien?


- Sí, me han preguntado, pero les he dicho que ya me iba a casa.

- ¿Deberíamos contárselo?

- Tal vez… aunque no me gustaría hacerle daño a nadie.

- Ya…

Él la besó suavemente aspirando esas últimas palabras. Qué importaban los demás. ¿Qué les iban a decir?... ¿les contarían lo de los besos? ¿Lo de los paseos? Tal vez entonces deberían buscarle un nombre a todo aquello. No. Era mucho mejor así.

Dejarse llevar suena demasiado bien…

miércoles, 2 de febrero de 2011

Sobre ruedas.

Cuando llega a Sol ya es casi de noche. Mira el reloj; cinco minutos antes de tiempo, sorprendente. Busca la estatua, se acerca y comprueba que todavía no hay nadie.


Pasea, piensa, cambia el peso de un pie a otro, mira el reloj, observa a los viandantes… espera. Hace mucho frío. El ambiente helador y el aburrimiento hacen que centre su atención en la actuación callejera más próxima. Tres chavales patinan sorteando unos pequeños conos de colores justo al lado de la fuente.

Es mágico, narcotizante. Él se toca el pelo, se coloca los pequeños cascos en los oídos, respira hondo y se inclina ligeramente hacia delante. Empieza el baile. Sus pies se mueven a gran velocidad siguiendo un ritmo y un compás desconocidos capaces de hipnotizarla. Ella se pregunta que estará escuchando… ¿Rock and roll? ¿Pop? ¿Música clásica tal vez? Su cuerpo gira, acelera, frena, sube, baja y se dobla sin el menor esfuerzo. Como si fuera de plastilina sus piernas de derriten y sus ruedas dibujas espirales y curvas sobre el frío suelo; todo resultado de ese trepidante ballet urbano. Sólo al terminar se aprecia un suave resoplido al ajustarse la camisa de cuadros rojos, blancos y azules que a ella tanto le gusta. Entonces él la mira, y ella rápidamente baja la vista y analiza las fascinantes baldosas del suelo madrileño. El juego continúa durante un largo rato. Ella alterna las miradas al reloj y al patinador a partes iguales, sus amigos todavía no han llegado. El ritmo frenético no disminuye, los chicos bromean y se arriesgan con distintas piruetas. Una caída. Una mirada. No importa, se levanta y vuelve a la pista.

Ella, apoyada en una farola cierra los ojos…

Se escucha una sirena de policía. Los chicos, alerta, frenan su actividad de golpe y se precipitan hacia sus mochilas para cambiarse de calzado y huir. No tienen permiso para estar allí… “No estábamos pidiendo dinero” dirán, pero de todas forman prefieren no tratar con policías. Los conos en la mochila, ellos calzados y de repente llega un coche con sirena. Guardan lo que queda precipitadamente y desaparecen mezclándose con la multitud que fluye por la calle Preciados.


Sólo ella se fija. Un patín ha quedado olvidado junto al bordillo. SU PATÍN. Se acerca cautelosa y lo coge. Un nombre y un apellido están grabados a navaja en el plástico desgastado. Lo encontrará, y como una Cenicienta posmoderna le probará el patín; sólo el chico de sus sueños sabrá utilizarlo para volar.


… vuelve a abrir los ojos. Ya han pasado cuarenta minutos, los turistas se giran al pasar para ver a los intrépidos patinadores. Ella maldice soñar despierta tan a menudo. De la boca del metro salen sus amigos y un montón de excusas por el retraso. Saludos, besos, “perdón por el retraso”, “hay que frío”, “¡qué guapa!”, “Adonde vamos ahora”… Y al irse, ella se gira, él se gira. Una sencilla sonrisa como despedida y en agradecimiento por compartir esos cuarenta minutos de retraso, baile, velocidad y miradas.





Lo mejor del Sol el brillo de la Luna _____ SÓLO CORAZÓN

 (Fito & los fitipaldis)